Turismo Cultural
¿Qué hubiese sido de nuestra vida sin aquellos valientes exploradores, que se embarcaban a descubrir cualquier parte del mundo a lomos de caballos, camellos o trenes de vapor?. Los mismos que nos narrarían en sus crónicas y en sus cuadernos de viajes sus aventuras y desventuras, con mundos reales e imaginarios, con batallas y tesoros, con ciudades perdidas y recompensas valiosas, con las técnicas de arqueología más rudimentarias y los mecenazgos y patrocinios más escalofriantes.
Sin duda esos sí que eran viajeros. Años y años de rutas, para conseguir llegar al inicio del Nilo azul, a las ruinas de un templo maya o al fin del mundo. Hoy, los viajes son otra cosa. O al menos, buscan la comodidad, el entretenimiento, el lujo, el placer, el descanso o simplemente el sol y las buenas playas. Antes los viajes, eran expediciones con un objetivo. Hoy somos turistas. Repetimos los km que otros hicieron. Compramos en las mismas tiendas, dormimos en las mismas camas y comemos en los mismos restaurantes. Nos bañamos en los mismos complejos hoteleros o en las playas del Caribe y regresamos al calor de los hogares, esperando las siguientes vacaciones, si es que se las pueden permitir.
Pero en los últimos tiempos, existe un turismo, llamado cultural que se abre paso entre la multitud. Algunas personas, desean algo más. O son impulsadas a ello. Buscan visitas a lugares de otros tiempos. Ruinas arqueológicas, antiguas iglesias románicas, edificios emblemáticos, rutas de castillos o del vino. Todo ello, cabe en lo que llamamos viajes al patrimonio. Ya no solo sirve viajar a un lugar y dar una vuelta por el pueblo. Para conocer la historia de ese pueblo, los orígenes y todos cuanto de alguna forma le pertenece y da forma a su cultura actual, es necesario regresar al pasado. Y tan al pasado como sea posible.
Este es el caso del turismo de prehistoria. Dentro del patrimonio cultural y arqueológico, los yacimientos prehistóricos, bien sean al aire libre o en interior de las cuevas, guardan, no solo la historia de un pueblo o de un país. Guardan un tesoro todavía más importante si cabe. Guardan la historia de la humanidad, repartida a cachitos por toda la tierra. Un hueso aquí, una mandíbula allí, el cráneo en el otro lado y los restos de ocre que forman la silueta de una cierva. Todo, junto, es la historia de la humanidad, con una identidad conjunta que ahora, después de tantos milenios tratamos de recuperar. Humanidad, Patrimonio Mundial, Turismo Cultural y Prehistoria. ¿No hablamos de regresar a nuestros orígenes como especie para entender lo que somos y de dónde venimos? Quizás, y solo quizás, cuando comprendamos esto, sabremos hacía donde debemos dirigir nuestros pasos. Al menos, de manera simbólica.
© viajes a la prehistoria
