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Blog de Prehistoria

Arte Rupestre y Espiritualidad

Es el espiritu del tiempo el que nos conduce a través de la cueva para reencontrarnos con ese pasado vivo y eterno mediante el Arte Rupestre y sus símbolos más profundos.


En ocasiones, queriendo uno volverse lo más científico posible y desentrañar los significados y símbolos que los hombres y/o mujeres de la prehistoria dejaron plasmados en tantas paredes de cuevas y abrigos, no puede. Y no puede porqué algo sagrado, que va más allá del método científico y de la razón aparente se cuela por nuestra retina, se vuelve, como decía Mircea Eliade "Innefable" y se convierte un motivo de peso para seguir la senda de la espiritualidad o el camino del alma.

Verdaderamente, muchos de nosotros podemos cortar de raíz nuestras percepciones y arquetipos de todos los tiempos, para centrarnos úinicamente en la visita turística de un monumento patrimonial más o estudiar el arte rupestre y la prehistoria científicamente, pero cuando el alma del buscador ha despertado, ni siquiera los conocimientos, las teorías, las hipótesis de peso o los comentarios de unos y otros pueden con esa fuerza que se encuentra en nuestro interior, esa voz silenciosa, ese eco profundo, que rescatamos en lo más profundo de la espelenuca, con el silencio y la oscuridad como únicos compañeros. En ese momento, algo despierta. Algo que se encuentra en nuestro cerebro desde hace muchos milenios. Y entonces, te quedas prendado. Atrapado en su inconmensurable eternidad. Y no puedes escapar. Algo, parecido a una semilla, ha empezado a brotar en tu interior. En ocasiones, dejas de regarla, e intentas por todos los medios disimular, pero no puedes. Tarde o temprano, cuando regreses a la prehistoria y vuelvas a enfrentarte al tiempo y al arte impregnado con ocre fresco y todavía vivo, dos lágrimas, resbalarán por tus mejillas. El corazón acelerará sus pulsaciones, y absorto de cualquier grupo que te acompañe, desearás, fundirte con ellas. Pues ese arte te conecta con lo más profundo y secreto del hombre. Con la esencia del ser humano. Con la creación y el devenir. Y entonces, comprendes, que algo más que cuatro bisontes, rayas o puntos, se esconde en estas cuevas. Algo, que no serás capaz de explicar, pero que se siente y que es capaz de elevarte y otorgarte la fuerza para seguir y transmitir el lenguaje de la naturaleza, del tiempo y del primer hombre a los demás.

No importa el motivo que te lleve a visitar un enclave prehistórico, lo importante es que sientes una vez allí, que te llevas a casa y que sucederá contigo, a partir de ese momento.

La siguiente imagen, pertenece a una cueva sagrada: "Hornos de la Peña". La imagen, se interpreta como un ser muy especial y se encuentra en un lugar muy especial. Algunos dicen que fue un chamán. Otros que fue un ser diferente a los humanos. Sea lo que fuese, ahí está, grabado sobre las paredes todavía húmedas, como si fuese ayer. Como si el tiempo no hubiese pasado, y hace apenas unas horas, aquel hombre de otros tiempos, hubiese grabado con sílex, aquella silueta antropomorfa, sin pelo, sin ropa, sin voz.

Este solo es uno de los muchos ejemplos de arte rupestre que podemos encontrar en muchas cuevas y abrigos de toda España.

¿Podremos morir sin conocer al menos y ver de cerca una de estas representaciones del primer hombre?



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