Los hombre y mujeres de la prehistoria, maquillaban a sus muertos

Sí, a decir verdad no cuesta mucho imaginar porque el arte de preparar y maquillar los cadáveres nos viene desde la prehistoria. Para todos aquellos que hallamos vivido la triste experiencia de decir adiós a un ser querido en su lecho de muerte, hemos comprobado como su cuerpo, al morir, pierde color y su tonalidad es cada vez más amarillenta. Es por ello, que desde tiempos inmemoriales y también posiblemente desde la prehistoria, como atestiguan algunas evidencias arqueológicas, nuestros antepasados utilizarían el ocre rojo, producto del óxido de hierro tanto para sus pinturas, como para esparcirlo por encima del cadáver. Esa tonalidad que adquiere entonces el cuerpo, se asimila a la sangre y a la vida. ¿Cuántas veces hemos escuchado en un tanatorio que parece que el muerto esté dormido?. Ese efecto de maquilar el cuerpo nos ayuda quizás a enfrentar la muerte y la ausencia, a preparar nuestra psíque o de alguna manera a seguir manteniendo vivo a ese ser querido. Los hombres y mujeres de la prehistoria no eran tontos, y posiblemente tenían sentimientos, aunque sus interpretaciones sobre la vida y la muerte eran diferentes a las nuestras, también honraban la memoria de sus seres queridos, les hacían ofrendas, como los ajuares encontrados junto a muchos restos en multitud de cuevas, en el interior de tumbas megalíticas o en simples hoyos excavados en e suelo a modo de necrópolis.

La muerte en la prehistoria es todo un mundo fascinante que podemos descubrir y entender en muchos museos y centros de interpretación, ya que allí descansan muchos de los restos y ajuares que se han encontrado, y puestos en el contexto adecuado llegamos a percibir ese halo de misterio y simbolismo que invade a la muerte desde la prehistoria hasta nuestros días.

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